Quiero más forjar mi alma, que amuebla...
¿Quién miró jamás lo antiguo que no alabara e...
La confianza en la bondad ajena es testimonio...
Cobardía: madre de la crueld...
La conciencia hace que nos descubramos, que n...
El silencio y la modestia son cualidades muy ...
Sabemos que la cordura tiene sus excesos y qu...
La cobardía es madre de la cruel...
A nadie le va mal durante mucho tiempo sin qu...
Si habéis vivido un día habéis visto todo lo ...
Es imposible discutir de buena fe con un imbé...
La experiencia nos enseña a vivir cuando nues...
Cuando nos falta la razón, hacemos uso de la ...
Gobernar una familia es casi tan difícil como...
¡Cuántas cosas que ayer fueron artículos de f...
La historia ha conocido tres Sócrates, cinco ...
No hay victoria, si no se pone fin a la g...
Todo, dice un texto antiguo, puede esperarse ...
El nombre mismo de liberalidad suena a lib...
Las memorias excelentes suelen estar acompaña...
Nada graba tan fijamente alguna cosa a nuestr...
Nada graba tan fijamente algunas cosas a nues...
La presunción es nuestra enfermedad natural y...
La palabra es mitad de quien la pronuncia y m...
El tiempo, excelente médico de nuestras ...
Ningún placer resulta totalmente deleitoso si...
Quien quita al hombre el dolor, le quitaría a...
Si bien no constituye delito el escribir malo...
Filosofar no es otra cosa que prepararse a ...
¿Qué ha hecho el acto genital a los hombres, ...
En cierto modo encuentro más soportable estar...
No ha de maravillarnos que el azar pueda tant...
La más universal cualidad del espíritu es su ...
Los dos estamos vencidos; yo de los años, vos...
El placer de viajar es testimonio de inquietu...
Los vicios ocupan un rango en nuestra natural...
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